21 mayo 2008

MONJES TIBETANOS




Sigo en racha, jajajaja, la semana pasada un concierto en L´Auditori, como siempre más info en http://www.b-ritmos.com/ pero por si acaso, aquí os lo dejo.




Dedicado a Josep María, gracias por venir, ¡qué bonito compartirlo contigo! y vaya sorpresa, eh, Ramón?, como siempre, el universo conspira...


Monjes Tibetanos
del Monasterio de Tashi Lhunpo

Barcelona, Sala Oriol Martorell de L´Auditori
14 de mayo de 2008

Con un tercio del aforo completo y un público expectante y poco heterogéneo, se presentaron en L´Auditori los Monjes Tibetanos del monasterio de Tashi Lhunpo, una de las seis grandes Universidades monásticas tibetanas y sede del Panchem Lama, el segundo líder espiritual tibetano después del Dalai Lama. Situado en el sur de la India, tras la expulsión por parte del gobierno chino en 1972, este importante monasterio es un centro de aprendizaje y conservación de la filosofía budista y especialmente de las danzas y músicas sagradas. La noche comenzó con el sonido de dos Dung Chen, largas trompetas de metal que producen un sonido muy grave, de baja frecuencia, sostenido y centrado en una nota durante largo tiempo, con cambios inesperados de intensidad. Su función es la de dar aviso al inicio de las oraciones y en nuestro caso trasladaron la vibración del sonido hasta el interior de nuestros huesos, provocando la alteración del pulso y una toma de conciencia diferente. Posteriormente se fueron sucediendo danzas con máscaras, como la Oración por una larga vida, no asistíamos a un concierto al uso, sino a una expresión artística de un alto sentido espiritual, con una especial simbología, donde las telas, los colores, las posturas, los instrumentos,… todo tenía una simbología específica, como los Mudras (movimientos realizados con las manos) que realizaron durante una de las meditaciones para representar a 37 deidades, gestos y voces correspondientes a rituales que nuestras mentes occidentales no siempre lograban comprender. Las piezas compuestas por los cantos de los monjes, los mantras (oraciones cortas que se van repitiendo), son una práctica para la que los cantantes comienzan a ejercitarse en la adolescencia, consisten en la emisión gutural y profunda de la voz, con una dificultad técnica altísima, consiguen que al mismo tiempo que emiten una nota tonal se produzca un sonido armónico. El efecto de este sonido sobre la mente y el cuerpo lo pudieron apreciar todos los presentes, iniciados o no en el camino de la espiritualidad, el silencio posterior a cada oración reflejaba el estado de relajación y paz que provocaban esas voces imposibles. El resto de los instrumentos utilizados acompañaban cada una de las escenas según su simbología, dependiendo de si se trataba de una danza, una oración, una ofrenda, una petición,… los monjes utilizaban el drilbu (campana que se toca con la mano izquierda) mientras se acompañaban con el damaru (un pequeño tambor en forma de clepsidra y con dos piezas sujetadas por una cuerda que hacen sonar con un giro de muñeca), así como diversos platillos o sinyen. De todas formas, lo más destacable del concierto fue el viaje casi físico hasta el origen de esta filosofía, nos internamos en la búsqueda de la armonía espiritual con el universo a través del sonido y el movimiento. Un lujo imposible, inesperado… un regalo para poder olvidar la vacuidad del consumismo y de nuestras pequeñas preocupaciones banales. Una oportunidad muy especial para apreciar el valor de lo transcendental y verdadero. //Mónica Rubio